“Shark Tank México: Negociando con Tiburones”, es la adaptación de “Dragons’ Den”, serie japonesa cuyo galardonado formato ha sido adaptado exitosamente y conquistado a las audiencias en varios países alrededor del mundo, incluyendo Canadá, Alemania y Estados Unidos. Con el estreno en nuestro país en 2016 a través de Sony Pictures Television, la audiencia promedio casi se cuadruplicó de acuerdo con datos de IBOPE Media. A cuatro años y cinco temporadas después de su estreno, los niveles de audiencia no han bajado y los capítulos del reality de negocios y emprendimiento se han popularizado y adaptado rápidamente a las redes sociales. Su página de YouTube registra 662 mil suscriptores y más de 151 millones de vistas dentro del canal.
Coproducido por Sony Pictures Television, Sony Channel y Claro Video, Shark Tank México sigue durante 20 episodios los proyectos de un nuevo grupo de emprendedores mexicanos. En esta quinta temporada figura nuevamente Patricia Armendáriz, la shark de las finanzas como le llaman en el programa. ¿Qué le ha hecho ganarse tal apodo? Aquí te lo contamos
Un inicio complicado
Después de estudiar la carrera de Actuario Matemático en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una maestría en Desarrollo Económico en Cambridge y un doctorado en Economía del Empleo en la Universidad de Columbia, Patricia Armendáriz Guerra, no quería trabajar en el sector financiero. Su sueño era enfocarse en combatir la pobreza o desarrollar programas de empleo en México, pero el destino tenía otros planes para ella.
A su regreso a México, apoyó a Pedro Aspe, entonces secretario de Hacienda, en la negociación del Tratado de Libre Comercio, lo que le llevó a ser la primera vicepresidenta de la Comisión Nacional Bancaria (CNB). “En la Comisión todos eran contadores. Aprendí a supervisar con el método CAMEL, que era el sistema de análisis y calificación de riesgo bancario que utilizaba la Reserva Federal de Estados Unidos. Tropicalicé el sistema y lo volví macro”, dijo Patricia al diario El Economista.
Su incursión en el mundo financiero estaría llena de difíciles retos. Como vicepresidenta de la CNB, Patricia Armendáriz vivió la crisis bancaria de 1994 y le tocó la intervención de bancos en México. “En ese momento ningún banco tenía capital y vine a aplicarles la regla de que debían tener capital en efectivo”. Todos los bancos en México estaban igual y la mayoría estaba defendiendo sus bancos en lugar de abandonarlos. Para 1999 ,el panorama se vería igualmente difícil como el de cinco años atrás, pues el entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, le dijo que podrían acusarla del Fobaproa (Fondo Bancario de Protección al Ahorro), “porque tú fuiste quien intervino bancos, la que cerraste bancos… vete de México’”, contó Armedáriz.
Patricia probó suerte en el extranjero y se convirtió en directora asociada del Banco de Pagos Internacionales (BIS). “Ahí estuve negociando con grandes banqueros, negocié el Tratado de Basilea, era la única mujer y del tercer mundo, y me volteaban a ver como ‘qué está haciendo esta señora en Comité de Basilea’, y fue donde se dieron cuenta de que podía ayudarlos para ver si funcionaba Basilea en países con estados financieros de baja categoría, subdesarrollados, y aprendí a moverme entre ellos”.
Sacar provecho de las crisis
Tras dos años en el extranjero, Patricia regresó a México como directora de Banorte. “Estuve casi cuatro años y de ahí me quedé como consejera independiente desde el 2009”. Patricia quería llegar a la base de la pirámide de la banca tradicional, pero se dio cuenta que no iba a poder hacer nada desde la banca en grande. Y así lo confirmó en El Economista: “La banca grande todavía está muy ocupada en tarjetas de crédito, en crédito hipotecario, hay muchísimo que hacer en el mercado retail, y entonces no se fija en crear mercados nuevos y comencé a incursionar el mundo de las pymes”.
Esto la llevó a crear Financiera Sustentable, una entidad especializada en la colocación de crédito para la adquisición de vehículos de transporte público que funcionan con gas. Desde sus inicios en 2013, esta entidad no ha parado de brindarle frutos a los implicados y al país mismo, incluso en este inusual año de contingencia. PDe acuerdo con datos de El Economista, el comportamiento crediticio de la sociedad financiera popular (sofipo), presentó un crecimiento cercano al 9%, colocando a la entidad en un valor de poco más de 318 millones de pesos.
Si a esto le sumamos que la economista fue la única mujer que asistió en julio pasado a la cena en la Casa Blanca con Donald Trump, junto con otros 10 empresarios como Ricardo Salinas Pliego (Grupo Salinas), Carlos Hank González (Grupo Financiero Banorte), Bernardo Gómez Martínez (Grupo Televisa), Olegario Vázquez Aldir (Grupo Empresarial Ángeles) y Daniel Chávez Morán (Grupo Vidanta), mismos que acompañaron al presidente Andres Manuel López Obrador, entonces podríamos decir que este año ha sido uno bueno para ella.
Patricia Armendáriz aprovechó la cuarentena y escribió un libro en menos de dos semanas con la ayuda de la editorial Penguin Random House. En las páginas de Crisis, existe todo un análisis de la situación actual de la pandemia y su proyección en los próximos meses. Con este libro, Patricia busca ayudar a las pymes a enfrentar la crisis económica que provocó la pandemia, y aconseja que “innovar a través de la incorporación de las nuevas tecnologías y nuevos canales de ventas, ampliar mercados o corregir defectos de tu producto”, son las áreas en las cuales deberías de estar trabajando en estos momentos. Quizás al final del día deberíamos de apropiarnos de la filosofía de la shark de las finanzas: “Hay que ver las crisis como oportunidades de crecimiento”.